miércoles, 3 de julio de 2013

Jackson Veyán y Alfonso XII. Tercera y última parte


Alfonso XII

En la anterior entrada dejábamos a un gallardo y joven Alfonso XII entrado en Madrid al frente de sus ejércitos tras concluir  la Tercera  Guerra Carlista, pero avancemos un poco más en el tiempo….  Como conté en la primera parte, el título de Caballero de Isabel la Católica a Jackson Veyán se  otorgó  en premio de las poesías que publicó El Tiempo con motivo del regio enlace entre Alfonso XII y Dª María de la Mercedes , que no hemos podido localizar. La popular Reina Mercedes, como nos recuerda la página web de la Archidiócesis de Madrid , “con su historia entre cuento y tragedia, llegó al mundo un día de San Juan, 24 de junio de 1860, en el Palacio Real de Madrid. Hija de una Infanta de España, única hermana de Isabel II y un hijo del Rey de Francia, el Duque de Montpesiér, mal visto por la Corte por conspirar en más de una ocasión contra su cuñada la Reina, pretendiendo para sí mismo el trono de España.
María de las Mercedes
La quinta hija de los Duques de Montpesiér, María de las Mercedes, fue bautizada al día siguiente de su nacimiento, dentro de un gran ritual digno de una Infanta, en la capilla de Palacio. El 18 de julio del mismo año, con apenas un mes desde su nacimiento, sale por primera vez de su real residencia, para, siguiente una tradición que llega hasta nuestros días, visitar y ser presentada a la Patrona de la Corte, Nuestra Señora de Atocha.
Su infancia la pasa junto a sus padres y hermanos en Sevilla, viajando a la Corte de Madrid en vacaciones, hasta que el exilio de la Familia Real la lleva a pasar primero a Lisboa y después a París, donde recibe la comunión, a los doce años, hasta su vuelta a Madrid, tras la restauración de la monarquía, instalándose nuevamente en el Palacio Real.
La mala relación entre su padre y su tía la Reina Isabel II lleva a la familia a regresar al Palacio de San Telmo de Sevilla, donde llevará con ella el secreto de un amor que surgió en las pasadas Navidades, en París: se trata de su primo Alfonso.
Cartas de amor que van y vienen, mientras en la sombra la Reina Isabel, cuyos recelos hacia el Duque de Montpesier le convertirán en una dura oposición al matrimonio de los dos reales enamorados, cuya historia de amor casi imposible había cautivado por entero al pueblo de Madrid.
Pese a todo, el rey Alfonso XII consiguió los permisos oportunos para casarse con su amada prima, cuyo matrimonio se celebró un 23 de enero de 1878 en la Real Basílica de Atocha, entre grandes muestras de júbilo por parte de los madrileños.”


Boda Alfonso XII y María de las Mercedes

Quiere sin embargo la mala suerte  que esta historia amor no perdurase, y así la Infanta Eulalia de Borbón hermana de Alfonso XII nos cuenta en sus memorias “Aquella historia de amor era quizá demasiado bella para ser duradera. Fue una continua luna de miel que duró seis meses escasos y termino con la muerte de la joven Reina  después de una agonía larga y terrible, abriendo  ancho paréntesis de luto en la Corte de España, que lloro sinceramente a la Reina de los lindos ojos con el mismo dolor que el pueblo madrileño, que la adoraba por linda, por buena y por español”.  La Reina durante las festividades y ceremonias de la Semana Santa  ya había dado muestras de cansancio…  se trataba de la tuberculosis.
Fallecimiento de la Reina
Otra de las hermanas de Alfonso XII  escribe en su diario (siguiendo el libro  “La Infanta Paz de Borbón” de María Teresa Álvarez ) : “ el 24 de junio recibió los últimos sacramentos, mientras hacían salvas de cañones, porque ella cumplía ese día  dieciocho años. Dos días después, por la mañana, nos mandó llamar Alfonso. Había un silencio sepulcral en palacio; solo se percibían los pasos de centinelas en las galerías. No olvidaré nunca mi entrada en la alcoba. Ministros, damas, ayudantes, todos arrodillados en el suelo. Alrededor de la cama estaba arrodillada la familia. Alfonso tenía en su mano la de la moribunda, sin separar la vista de su cara pálida. A las doce murió. Yo no había visto nunca la muerte tan de cerca, no comprendía lo que era morir. No puedo describir lo que me impresionó. No podía creer que no fuese una pesadilla. Parecía un ángel  dormido. La besamos por última vez y salimos del cuarto. Alfonso nos dijo entonces: “perdonad que os haya llamado; esperaba que Dios oiría mejor vuestras oraciones”.
El dolor se extiende más allá de Palacio , y el pueblo llora a su Reina, acudiendo los madrileños a velarla; toda la prensa recoge la noticia y el dolor del Rey.



En 1879 la Imprenta nacional publica un poemario titulado Siemprevivas: que depositan varios ingenios en la tumba de su majestad la reina doña María de las Mercedes de Orleans y Borbon, (Q.S.G.H.). El libro se va elaborando con los poemas que remiten poetas y personajes insignes, según orden de recepción siendo que entre las primeras figuran los siguientes versos de José Jackson Veyán :
SONETO
La perfumada flor de Alejandría
Yace ya sin aroma, triste, inerte:
Al abrir su corola halló la muerte
¡Ay de la pobre flor que vive un día!
La virtud en su sien resplandecía:
La fé tuvo en su pecho asilo fuerte….
¡Callad; no sollocéis; que no despierte
De ese sueño feliz que Dios la envía!
Pulse el ángel si cítara sonora:
El eco del dolor al hombre espanta:
¡Risueña brilla la naciente aurora!
¡Triste la tierra su oración levanta!
¡El mundo que la pierde gime y llora;
El cielo que la alberga ríe y canta!




Todos los grabados a blanco y negro   son de la Ilustración Española y Americana ( Fuente.  Biblioteca digital BNE)

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