sábado, 1 de diciembre de 2012

Historia de un abanico



En el siglo S.XIX, comenzó a ponerse de moda que las familias aristocráticas reuniese en sus salones  a los más notables representantes de la literatura y el arte, estas reuniones o fiestas conocidas por “salones literarios” era impulsados por damas , destacando  las organizadas  por la Condesa de Montijo, la viuda de Velle o la Duquesa viuda de Rivas,  a ellas acudían  eminencias de la pluma y el papel, y secuela natural de esas reuniones fue la costumbre establecida entre las damas y que se mantuvo  en las primera décadas del siglo XX de poseer álbumes y abanicos con versos de poetas y pensamientos en prosa.  Jackson Veyán no escapa a esta costumbre y el mismo relata como  es “acosado” para dejar unos versos, “un pensamiento al vuelo”, una impresión en  el álbum de alguna jovencita o en el abanico de alguna señora. Son frecuentes  los versos publicados por Jackson Veyán en numerosas revistas,  bajo el título “En el abanico de…”, “En el álbum de….”,“ notas al aire”  dedicados muchos de ellos  a señoras de sociedad, a actrices y tiples conocidas  y a las hijas o esposas de algún compañero , como la mujer de Carlos Arniches.  
Hará unos cinco años, localicé un anuncio de una almoneda del centro de Madrid, donde ponían a la venta un abanico con unos versos de José Jackson que llamó mi atención y decidí comprarlo pese a que  las fotos eran  poco  claras. Cuando fui a recogerlo a la tienda me informaron  que el abanico lo había vendido una señora que manifestó que era sobrina de un músico ( sin más explicación) y que el abanico le había pertenecido a él. El abanico, es una abanico Pericón (de grandes dimensiones), pintado a mano sobre seda negra con las varillas de nácar, y en el reverso también pintado a mano los versos de Jackson Veyán. Lástima que aunque lo lleve a restaurar a varios sitios no quisieron hacerlo por lo costoso en horas por su mal estado. 



Detalle Abanico dedicado a Teresa

Al abrirlo y leer los versos no tuve duda que ese abanico había estado en casa de Federico Chueca, y que los versos estaban dedicados a su mujer Teresa.  Ya en otras ocasiones he aludido a la amistad de José Jackson Veyán y Federico Chueca, como era habitual en Jackson, casi todos sus hijos tenían  algún padrino conocido y Federico Chueca no iba ha ser menos, así que fue el padrino de pila de Federico Jackson Pérez y desde entonces Jackson y Chueca, no sólo fueron buenos amigos y colaboradores sino “compadres”. Es tal la amistad con Chueca, que aunque algún biógrafo del músico desconozca  el dato, en el cortejo fúnebre de Chueca que fallece en 1908 la prensa se hace eco:”...en la conducción del cadáver, ha llamado poderosamente la atención las suntuosas y artísticas coronas que le han dedicado su desconsolada esposa, sus sobrinos, su amigos Loreto y Chicote, Jackson Veyán…”, quien también ocupa un lugar de honor junto a López Silva en el palco de autoridades cuando el Ayuntamiento de Madrid descubre la placa en honor a Chueca en el nº 104 de la Calle Alcalá (donde vivía). 


Chueca y su esposa Teresa




 Pero ahí van esos versos que yo creía  inéditos, pues no los había  localizado en ninguna revista ni libro de poemas, lo que me extrañaba pues  en Jackson era habitual publicarlos posteriormente, lo que lógicamente aumentaba el placer de la dama a la que iban dedicados. Esta mañana los he localizado finalmente  en una revista femenina de la que era colaborador habitual “La Moda Elegante” de 6 de abril de 1891.








A TERESA
De mi audacia y mi valor
yo mismo me maravillo
¿Dónde hay descaro mayor
que profanar un pardillo
la jaula de un ruiseñor?

Compañera amante y fiel
estas Teresa muy hueca
con tu artístico laurel
¿Cantar en casa de Chueca?
¡No hay quien cante después de él!

Tienes de tu Federico
el genio fecundo y rico
Yo de notas no soy muy diestro
y delante de un Maestro
un aprendiz cierra el pico

Esposa digna y amada
se refleja en tu mirada
la bondad dulce y serena
¡Nadie como tú tan buena!
¡Nadie cual tú, afortunada!

De la dicha conyugal
la melodía respeto
porque me parece mal
que turbe con   un terceto
vuestro  dúo celestial

Da triste pena al olvido:
¡Llene el placer tu memoria
y canta dentro del nido
radiante de amor y de gloria
con tu ruiseñor querido!

José  Jackson

Abanico dedicado por Jackson a Teresa Marin Ribes





P.D. Para Quique.

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