sábado, 25 de agosto de 2012

Hoy hace 124 años se estreno ¡Al agua patos!


En la noche del 25 de agosto de 1888, se estrenó en uno de los entonces teatros veraniegos por excelencia de la capital madrileña una de las obras de José Jackson Veyán, música del maestro Angel Rubio que más éxito cosecho y que después de la temporada veraniega paso al Teatro Apolo y siguió representándose durante muchísimos años, y así hasta los años 20 del siglo XX era frecuente verla  anunciada en cartelera teatral. Esta obra era “¡Al Agua Patos! definida por su autor  como juguete cómico-lírico acuático.
 Ya días antes de su estreno se levantó gran expectación y en los periódicos se anunciaba el ensayo de la obra; tal es así, que la noche del estreno y en las sucesivas, las entradas se agotaron y el  precio de las butacas  se “puso por la nubes”. Al día siguiente del estreno, el 26 de agosto el periódico “El Día" señalaba en las crónicas teatrales “ ¡Al agua, patos! Es el titulo escogido por el señor Jackson Veyán  para una nueva producción que se estreno anoche con éxito extremo satisfactorio en el Teatro Felipe.
El fecundo autor ha dado una nueva muestra de su ingenio y una lección digna de ser aprovechada por sus colegas.
¡Al agua patos! no contiene un solo chiste que pueda tacharse de inmoral y entre sus personajes no figura un solo torero ( en aquella época era habituales oras  del género chico o del teatro por horas en la que figurasen toreros)…” . El Imparcial del 26/08/1888   en su critica señala…Hay un coro de bañistas muy bonito. Ellas rabotearon gallardamente los polisones y ellos -que por la facha parecían licenciados de Cuba- se dieron a todos los diablos el veraneo transpirenaico”
La Vida Galante  de 19 de julio de 1901 se hace eco de representaciones de la obra en el Teatro Apolo
Deleito y Piñuelas, el “Origen y Apogeo del Genero Chico” , nos dice: “¡Al agua, patos! era una piececita genuinamente veraniega muy propia para ser estrenada en plena canícula, y lo fue el 25 de agosto de 1888. Ya  su titulo es refrigerante, y más lo es su asunto desarrollado en plena playa de san Juan de Luz, con telones marineros, vistas de costa francesa, tiples, y coristas ligeras de ropa, casetas de baño y todo el aparato consiguiente, evocador de las lejanías cantábricas, que podían en soñar un madrileño de entonces tostándose a treinta y cinco grados a la sombra, sin otra “playa” que Recoletos, llamada sí por la zumba matritense, o los desmostes del barrio de Salamanca ( hoy urbanizados), a los que denominaban en aquella época “Biarritz” y donde se iba de noche en tranvía a tomar el poquito fresquito que podía dar de si la villa y corte, refrigerándose a la vez con el agua azucarillo y aguardiente, o la cebada con limón, instalados en puesto callejeros de los cuales sólo queda el recuerdo…El pasillo era cosa ligera, sin pretensiones de ninguna clase; pero su presentación, sus chistes, y las semidesnudeces de la Campos ( la actriz principal) pusieron en conmoción a medio Madrid.
El “genero chico”, que hasta allí venia siendo de una honestidad impecable, empezaba a insinuar su camino hacia el reino de Citera. Pero muy tímidamente aún. Ni un concepto grosero, ni una frase sin sentido. Y hasta en lo que enseñaban las tiples y las coristas había muy limitadas exhibiciones…¡Al agua , patos!, sin ser trascendental en sí, “refrigero” a mucha gente, “caldeó” a no pocos, dio dinero y marcó un camino en la zarzuela cómica."



Unas redondillas pronunciadas por el personaje del bañero:

"Tras seis baños consecuentes,
el aire me presta alivio
el ser animal anfibio
tiene sus inconvenientes" 
Hicieron fortuna entre el público  y la expresión el"ser animal anfibio tiene sus inconvenientes" se convirtió en un clásico repetido a los largo de lo años ( y así puede leerse  en los periódicos de  finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.

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